Adicción
El tema central de la adicción es la huida y a la vez la búsqueda. Lamentablemente para los adictos, la búsqueda termina con el sucedáneo y no con el hallazgo. Es la búsqueda lo que lleva al héroe a salir adelante a pesar de peligros, desesperación y oscuridad. Cuando encuentra lo que busca, todos los esfuerzos, por más significativos que hayan sido, pasan a un segundo plano. La adicción envuelve al héroe en la imposibilidad de encontrar lo que busca, lo hace encallar y finalmente lo vuelve víctima de su propia historia, llegando incluso a olvidar el ideal, ese algo que buscaba. Al proyectar lo que buscaba en el sucedáneo, trata de cubrir la carencia con más y más de éste, sin darse cuenta que lo único que está consiguiendo es necesitarlo cada vez más. Sin saber bien cómo, se vuelve presa del miedo, de la comodidad y de la frustración, sin advertir que la intoxicación lo está alejando cada vez más del objetivo, volviéndolo cada vez más un prisionero de su propia indefinición.
Todo puede provocar adicción cuando perdemos el control. Dinero, poder, fama, conocimiento, diversión, comida, bebida, ascetismo, ideas religiosas, drogas. Todo tiene justificación cuando estamos experimentándolo y puede convertirse en recurrente cuando perdemos la capacidad de parar.
Todos caemos en adicciones cuando gana nuestra sombra, nuestro miedo ante nuevas situaciones. El que se cree perdido, perdido está. El que cree que existen ataduras está ya atado. El problema no es lo que nos vuelve adictos sino nuestra incapacidad de seguir buscando. El tipo de adicción que escogemos depende de cada uno, aunque la sociedad ha adoptado las siguientes como patológicas:
Bulimia: En este caso, la persona sustituye el alimento espiritual por alimento físico, que causa ensanchamiento del cuerpo en lugar de expandir nuestro conocimiento, nuestro yo espiritual. Si no somos capaces de saciar nuestro hambre de experiencias, nuestro cuerpo lo asimila como hambre de comida, un hambre que no puede saciarse porque el vacío interior no puede saciarse de esta manera. Si bien el bulímico ansía amor, no puede abrirse desde el interior, abre solo su boca y traga todo, lo que lo nutre y lo que lo destruye, atrayendo hacia sí mismo la obesidad. Lo que el bulímico busca es amor, afirmación, aceptación, reconocimiento, recompensa, pero lamentablemente acude al plano equivocado.
Alcohol: El alcohólico busca un mundo sin penas ni conflictos e intenta conseguirlo a través de la huída. Su falta de capacidad para enfrentar la conflictividad natural de la vida, hace que la adormezca hasta ver un mundo sano. Al mismo tiempo, necesita calor humano y recurre al alcohol para caricaturizar a la humanidad lo suficiente como para destruir barreras y demás inhibiciones, hasta lograr una camaradería que en el mundo real carece de profundidad y solidez. El alcohol pasa a ser entonces el recurso para encontrar un mundo de hermandad; todo lo que se oponga debe ser ahogado.
Tabaco: Los pulmones se relacionan con nuestra capacidad de tomar y soltar aire y la garganta con la de comunicarnos libremente. El fumar es el recurso para estimular y satisfacer esa búsqueda.
Drogas: Mencionaremos algunas de las más comunes. La marihuana tiene un parecido con el alcohol, puesto que suaviza el entorno hasta dar la imagen de un entorno sin desafíos. El individuo huye de la realidad para sumirse en un profundo estado de apacible desapego. La cocaína y similares tienen el efecto contrario; mejoran el rendimiento y proporcionan mayor éxito. Aquí el truco está en la definición de éxito, rendimiento y reconocimiento, ya que la droga solamente aumenta de manera artificial nuestra propia capacidad de lograrlo. El éxito generalmente se relaciona con el amor, el problema de profesiones relacionadas mayormente con el arte. El artista se exhibe porque busca amor y espera encontrarlo en el favor del público. Eso hace que constantemente se supere, logrando únicamente sentirse cada vez más solo. La heroína nos habla de personas que buscan dejar atrás los problemas del día a día. Las drogas psicodélicas (LSD, hongos, etc) son consumidas por quienes desean realizar experiencias mentales trascendentales; el riesgo se encuentra en el individuo, pues el ser humano solo puede reconocer como propio aquello que ha logrado a través del esfuerzo. Todo lo que puede conseguirse con las drogas puede también conseguirse sin éstas, aunque con más tiempo.
Cuanto más camino recorre uno dentro de su propia búsqueda, menos necesarias se vuelven todo tipo de adicciones.
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